Lejos del «ajuste» que le endilga el kirchnerismo, en su primer año de gestión el gobierno de Mauricio Macri incrementó el gasto casi al mismo ritmo en que lo hacía su predecesora Cristina Kirchner. En efecto, al finalizar el ejercicio 2016 el gasto total (sumados los gastos corrientes y de capital) subió un 37,6 por ciento interanual, cifra que se explica por una mayor transferencia de recursos a las provincias y una mayor erogación en subsidios económicos.
Así lo dio a conocer ayer el último informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), que detalló que el año pasado las transferencias presupuestarias a provincias y municipios sumaron casi $ 138.800 millones, lo que implicó un incremento del 44,5% interanual.
Estas concesiones a las provincias se explican a partir del escenario político adverso en el que asumió el gobierno de Cambiemos, sin contar con mayoría propia en el Congreso y, además, con buena parte de los gobernadores de fuerzas opositoras.
En el marco de distintos acuerdos para asegurarse gobernabilidad, la administración de Macri pactó -tras un fallo de la Corte Suprema- la devolución paulatina a las provincias del 15% de lo que les retenía de coparticipación para solventar la Anses y, además, el financiamiento del déficit de las cajas jubilatorias provinciales. Todos estos gastos se reflejan en el inédito incremento de los giros a los distritos del interior.
El informe de la ASAP también advierte sobre los resultados finales del ejercicio. El déficit financiero (esto es incluyendo el pago de deuda) trepó a $ 412.000 millones (5,7% del PBI), ya que el nivel del gasto superó largamente la pauta de ingresos inicialmente previstos en la ley de presupuesto del año pasado, elaborado por el kirchnerismo.
En tanto, el déficit primario alcanzó el 4,6% del PBI, cifra que va en línea con lo que anunció hace diez días el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. De esta manera, el gobierno de Macri logró, al menos, no excederse de una proyección del 4,8% del PBI para 2016.
No obstante, la fuerte suba del gasto fue más allá de lo que deseaba el Gobierno y si el rojo fiscal no se disparó todavía más fue por el buen resultado del blanqueo, cuyos ingresos no estaban previstos en el presupuesto original. Según el informe de la ASAP, por este concepto ingresaron $ 103 mil millones. En menor medida, también se obtuvieron algunos excedentes en derechos de importación ($ 16.000 millones) y en los impuestos sobre combustibles ($ 7.900 millones).
«En conjunto, todos estos excedentes permitieron más que compensar las brechas registradas en el impuesto a las ganancias y en los derechos de exportación, principalmente motivadas por la modificación del mínimo no imponible y por la rebaja en las retenciones aprobadas a principios de 2016», señaló la ASAP en su informe.
Retracción en la obra pública
Como en años anteriores, una parte importante de la suba del gasto estuvo dirigida a solventar el aumento en sueldos y jubilaciones, ya que las sucesivas leyes de presupuesto del kirchnerismo (y la de 2016 no fue la excepción) no incluían las respectivas pautas salariales.
El gobierno de Macri modificó esta tendencia y propuso, para este año, una suba salarial para el sector público del 17%. Un porcentaje que procurará replicar en las próximas negociaciones paritarias en el sector privado.
Además de los sueldos y de las jubilaciones, el grueso del gasto se destinó a transferencias a las provincias y a subsidios. Respecto de los recursos que van hacia los gobernadores, debe hacerse una distinción entre las transferencias para gastos corrientes y las transferencias para gastos de capital (por caso, obra pública). Ambos rubros, como ya se dijo, aumentaron en un promedio del 44,5%, pero por separado muestran una brecha enorme: los gastos corrientes tuvieron una suba del 166%, mientras que los gastos de capital experimentaron una retracción del 7,3%.
En buen romance, esta subejecución de la obra pública da la razón a los gobernadores, que durante todo el año pasado le reprochaban al Gobierno la extrema lentitud en el giro de fondos para dinamizar la infraestructura en el interior del país. Estas deficiencias en un área clave le costaron la salida del gabinete al secretario de Obras Públicas Daniel Chain a principios de este año.
Según se observa en el informe de la ASAP, hubo dos programas clave de infraestructura que revelaron serias subejecuciones: uno de ellos, el destinado a financiar obras de saneamiento, tuvo una subejecución del 61% respecto de 2015. El otro programa, que apunta al mejoramiento habitacional e infraestructura básica, mostró una subejecución del 68%, también interanual.
Este déficit en la ejecución del gasto también se observa en distintas áreas de la administración pública. Según el informe, son los casos de los ministerios de Comunicaciones, de Hacienda y Finanzas, de Turismo, de Cultura, la Jefatura de Gabinete de Ministros, los ministerios de Modernización, de Ambiente y Desarrollo Sustentable, del Interior, de Obras Públicas y Vivienda, de Relaciones Exteriores y Culto y de Justicia y Derechos Humano, además de la Presidencia de la Nación. En todos los casos, son jurisdicciones cuya ejecución no alcanzó el 90% de los créditos vigentes.
Las claves del aumento
Salarios y jubilaciones
El presupuesto 2016, aprobado por el kirchnerismo, no preveía incremento para el sector público. El Gobierno subió el gasto en remuneraciones en un 35% y en las prestaciones para la seguridad social, en un 38,5%.
Provincias
El aumento de las transferencias corrientes y de capital a los gobernadores fue del 44,5% interanual. Esta suba obedece, en parte, a la devolución paulatina del 15% que la Anses les retenía de coparticipación y por el financiamiento del déficit de las cajas previsionales.
Subsidios
Las transferencias de carácter corriente (subsidios) totalizaron $ 290.800 millones, un 45% interanual, más de 30 puntos la suba observada durante 2015.
Fuente: Diario La NAcion