viernes 26 DE abril DE 2024

River, por la remontada: con Gallardo, su historia, pero otras caras

«Estoy convencido de que podemos ir y ganar allá. Vamos a tener chances. Y que la gente crea porque la verdad tiene con qué creer para ir a dar un batacazo en Brasil”. Las palabras de Marcelo Gallardo en la conferencia posterior a la derrota de River 0-1 con Gremio en la ida de las semifinales de la Libertadores 2018 se advierten algo lejanas. En aquel momento el Muñeco estaba enfático, convencido de poder revertir la serie contra el campeón vigente, en una cancha donde el conjunto que por entonces dirigía Renato nunca perdía.

En los papeles, la parada sonaba igual o más brava que la que tendrá ahora contra Atlético Mineiro. Con una diferencia sustancial: por entonces MG sabía perfectamente lo que podía dar un equipo ya consolidado, que le había ganado una final a Boca y que había eliminado en fila a Racing e Independiente, con una mentalidad muy fuerte. Hoy lo que cambió es eso: la idea de juego es la misma pero la adaptación a ella, no tanto. Y es que en este River hay muchos jugadores nuevos, muchos chicos, que necesitan un tiempo que por esta vez no tienen: un día.

En un día el CARP se jugará un partido bisagra en Belo Horizonte contra el Galo, el cuco que comanda Cuca. Y lo que invita a creer son los antecedentes, que poco tienen que ver con los actuales futbolistas. Sí, respecto a la épica en suelo gaúcho con la que sacó pasaje a la final más importante de todos los tiempos, en el Mineirao sólo habrá dos titulares: Armani y Casco. El resto, o se fue (Montiel, Nacho, Palacios, Quintero, Pratto y Borré, además del Pity y Scocco que entraron en el ST), o no está disponible (Ponzio, Pinola y Enzo Pérez) o bajó su nivel (Maidana).

Es más: el 11 que podría jugar el miércoles poco tiene que ver con el que orilló otra hazaña en enero en San Pablo contra Palmeiras. Armani, Paulo Díaz, Angileri, De La Cruz (si es que llega) y Suárez son los únicos titulares que estuvieron a punto de remontar aquel 0-3 y que ahora se perfilan para intentarlo otra vez. Ni hablar, claro, de la inolvidable goleada a Cruzeiro en 2015 y en el mismo estadio en el que saldrá a jugar ahora: apenas Maidana ocuparía un lugar en el banco.

Pero tampoco hace falta irse tan atrás: la foto de la formación en Madrid ya cuenta con más figuras en blanco y negro que a color y con Montiel tuvo la última pérdida de un proceso de salidas tan rápido como inevitable del que por ahora zafan Armani, Casco y Enzo Pérez entre los potenciales titulares además de los casos de Ponzio, Joni y Pinola, que sufren la marchitez inexorable de la edad que más temprano que tarde los hará colgar los botines con los que escribieron la gloria.

La coyuntura lleva a que el análisis del deté no se parezca tanto hoy a aquel en el que patentó una de las frases de cabecera de esta era, en el que le pidió a la gente que creyera. Y es normal: Gallardo tal vez sea el entrenador más sincero de todos para hablarle al hincha, uno de los pocos que no intentan disfrazar las patologías del equipo. Y este River las tiene. Por caso, desde febrero de 2020 (2-1 a Unión) que no da vuelta un partido en el que arranca perdiendo, como aquel en el Arena do Gremio. ¿Otra diferencia elocuente? Después del 0-1 en la ida de la CL18 el deté decidió guardar a los titulares en el juego intermedio ante Aldosivi. Esta vez necesitó darles rodaje a sus mejores hombres contra Vélez, básicamente porque precisaba sumarle al equipo una confianza que en otro tiempo ya estaba largamente consolidada.

“Todos los momentos son diferentes: hay un montón de situaciones que hemos vivido en estos años que nos pueden remarcar que tenemos una posibilidad. Eso me estimula, pero los momentos que se vivieron ya fueron, quedarán en la historia pero ya no están. Tenemos que ir con nuevas armas, jugadores nuevos, a ver si podemos revertir una serie difícil, pero lo vamos a intentar porque en definitiva esto es fútbol y en el fútbol todo puede pasar”. Ése fue el mensaje de Gallardo en la previa. Y más que en el equipo en sí mismo, parte de la esperanza parece estar en las sorpresas que son inherentes a este deporte.

En todo caso, la gran ilusión para la gente es el propio Gallardo. A lo largo de su ciclo, con distintos nombres y equipos, algunos mejores y otros peores, en diversos contextos, su River se ha comportado de manera muy similar más allá de que la matriz de juego sea la misma. Por ejemplo, con brasileños en partidos de ida nunca ganó, ni hizo goles. Así como siempre ha reaccionado en situaciones límite. La de mañana, sin dudas, será una de ellas.

FUENTE: Diario OLE

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