miércoles 24 DE abril DE 2024

Sorteo de la Copa: la Súper llave del morbo

Este texto no pretende analizar la dificultad de la llave de la Copa Libertadores. Tampoco qué equipo cuenta con el camino más sencillo para llegar a la definición del 20 de noviembre en Montevideo. Habiendo sido los dos segundos de su grupo, se sabía que Boca y River no podían enfrentarse en lo inmediato. Pero el morbo de un posible superclásico flotaba en el ambiente. Y cuando tanto se desea algo… ¡Zas! El sorteo volvió a ponerlos del mismo lado del cuadro y con una chance inmediata de cruzarse, en la siguiente fase. Sería el cuarto mano a mano en las últimas siete ediciones del torneo más importante a nivel clubes. Para la historia. Para la histeria.

La primera bolilla de las dos en salir fue la del Xeneize y el emparejamiento no le resultó sencillo: le tocó el mejor hasta acá, el invicto Atlético Mineiro (cinco triunfos y un empate), con Hulk como goleador (metió seis de los 15 tantos del equipo) y Nacho Fernández, un viejo-verdugo-conocido como figura. Cuatro duelos definidos después, y con el rival de Boca-Mineiro por conocerse (el otro que restaba era Defensa-Flamengo), apareció la bolilla del Millonario. Decir que Argentinos Juniors le resultará fácil es desconocer la dificultad que Gaby Milito le presentó, con tres equipos distintos, a Marcelo Gallardo. Ambas series se definirán de visitante: en Belo Horizonte y en La Paternal. La ida será en la semana del 13 de julio, apenas finalizada la Copa América. La vuelta, a los siete días. Los cuartos tienen fecha: las semanas del 10 y 17 de agosto. Y si llegan ambos… Histeria.

Hay que reconocer algo: que un Súper pueda darse en este nivel habla del poderío de los dos clubes más grandes de la Argentina, que los viene teniendo como protagonistas, y en simultáneo, de las fases finales. La estirpe copera era azul y oro, con dos recordados cruces en 2000 (el que se definió con el muletazo de Palermo, en cuartos) y el de 2004 (el de la gallinita de Tevez) que, penales mediante, llevó a los de Carlos Bianchi a la final. Hasta que los de rojo y blanco encontraron a su Virrey en el Muñeco. Y la mística cruzó de vereda.

Con el antecedente fresco de las semis de la Sudamericana 2014 (favorable a River), la Libertadores 2015 los cruzó en octavos: 1-0 en Núñez y 0-0 en La Boca, hasta que apareció el gas pimienta y el local perdió en el escritorio. El 2016 podría haberlos medido en semis pero el Millonario se quedó afuera en octavos ante Independiente del Valle; luego verdugo del Xeneize. Boca no compitió en 2017. Y el 2018 se dio lo que nunca a este nivel: una final superclásica y, en definitiva, eterna y sin revancha.

Porque al año siguiente de nuevo se enfrentaron: en semifinales, y a pesar del 0-1 en la vuelta, los de Napoleón se fueron de la Bombonera con el boleto a la final. Y en la edición pandémica de 2020 -ya en enero de 2021- el Súper decisivo se truncó porque ambos cayeron en semifinales.

Pero hoy hay otra normalidad: desde ese duelo de 2019, la historia le sonríe a Boca, coincidente con la vuelta de Juan Román Riquelme al club. El 10 ahora juega desde el rol de vice: desde instalar el que “hace rato que River juega mal” (a los gritos, desde su palco, tras un 1-1 en marzo de este año) a visitar al plantel en la previa al Súper de cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional para remarcar la oportunidad que se le presentaba por delante. Y efectivamente: fue la primera eliminación directa (1-1 y 4-2 por penales), luego de los dos títulos locales ganados a su clásico rival de manera indirecta, en la Superliga 2019/20 -se lo arrebató en la última fecha- y en la Copa Diego Maradona. ¿Se trasladará esta tendencia al plano internacional, otra vez con La Bombonera como escenario de una hipotética definición?

Y podríamos pasar de un 2020 sin Boca-River a un 2021 con ¡siete!: ya hubo tres locales (todos empates), habrá otro en el torneo largo del segundo semestre, uno más por los octavos de final de la Copa Argentina, ¿y dos más por Libertadores? Para la histeria grande.

¿MÁS CLÁSICOS?

No sólo en la Argentina se palpita un cruce entre dos rivales clásicos. El armado de la llave dejó otros tres posibles enfrentamientos con historia. En Brasil podrían darse dos. Uno, en semifinales, que pondría en vilo a Río de Janeiro: Flamengo-Fluminense. También los paulistas quedaron expectantes a un duelo entre Palmeiras y San Pablo, en cuartos de final, por el mismo lado de la llave que Boca y River. El otro clásico que asoma en la proyección es uno de Paraguay: Olimpia-Cerro Porteño en semis. Pero si se diera éste, no sería posible el Flu-Fla.

Fuente: Diario OLE

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